ausencia de la amistad




A veces no podemos tener el control total de las cosas que suceden. 
Amistades que se ven interrumpidas por la distancia o el tiempo. 
Amigos que se van en busca de sus propios sueños o en ocasiones, por eventos desafortunados. 
Cuando un amigo se marcha, abre una herida en el corazón que es difícil de cicatrizar y una vez que lo hace, la marca queda en lo más profundo del alma como un recordatorio de los momentos más felices.





Y es que aunque nos cueste seguir adelante ante un acontecimiento como este, no queda de otra que avanzar, siempre manteniendo en la memoria el recuerdo de una persona que significó lo más valioso en el pasado.

Es difícil comprender como un malentendido, puede ocasionar que tengas que despedirte para siempre de personas que una vez fueron incondicionales. 
Amistades que se quebrantan y se disuelven en el tiempo, aunque antaño prometían ser para siempre. 
Son solo los años quien pueden corroborar esa decisión. 
Es increíble como las cosas pueden cambiar de un instante a otro, en menos tiempo del que nos imaginamos.





Los días se vuelven oscuros y puedes sentir como la traición te acecha a cada paso que das, como la indiferencia amenaza con volverte insensible y las horas transcurren, recordándote que es imposible que las cosas vuelvan a ser igual que antes.