El amor si es sincero es verdadero

Enamórate de alguien que te ame


Enamórate de alguien que te ame, que te espere, 
que te comprenda aún en la locura; 
de alguien que te ayude, que te guíe, 
que sea tu apoyo, tu esperanza, tu todo. 

Enamórate de alguien que no te traicione, 
que sea fiel, que sueñe contigo, que sólo piense en ti, 
en tu rostro, en tu delicadeza. 





Enamórate de alguien que te espere hasta el final, 
de alguien que sea lo que tú no elijas, lo que no esperes. 

Enamórate de alguien que sufra contigo, 
que ría junto a ti, 
que seque tus lágrimas, que te abrigue cuando sea necesario, 
que se alegre con tus alegrías y que te de fuerzas después de un fracaso. 





Enamórate de alguien que vuelva a ti después de las peleas, 
después del desencuentro, de alguien que camine junto a ti, 
que sea un buen compañero, que respete tus fantasías, tus ilusiones. 

Enamórate de alguien que te ame. 

No te enamores del amor, 
enamórate de alguien que este enamorado de ti.




ORACIÓN DE INICIO DE MES

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD 



Dios santo, poderoso, inmenso: desde el trono de vuestra majestad, dirigid una mirad compasiva a este gusano de la tierra, que postrado y lloroso demanda vuestra clemencia: santo, santo, santo, Señor Dios de los ejércitos llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria y en medio de tanta grandeza, ¿Escuchareis mis gemidos....? si, porque sois mi Dios Padre,, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, pongo en vos mi fe, confieso mi redención y, espero el cumplimiento de vuestra palabra. ¡Con cuanta ternura, Señor, repito Santo, Santo, Santo, Señor: mi corazón se dilata y siente un regocijo extraordinario; mi fe de tal manera se aumenta, que estoy seguro, cierto, de que seré feliz. 





Hoy he dicho: Santo, Santo, Santo; pues La peste no emponzoñara mi pobre aliento, la desnudez, la miseria, el hambre, no llegaran a mis puertas; el rayo no caerá sobre mi cabeza; el huracán, el temblor, la centella y el incendio me respetaran y mis enemigos temblaran a mi presencia, pues verán en mi frente el auxilio divino; mis labios y mi lengua que os han alabado, estarán tranquilos y en mi corazón descansara la paz, la resignación y la conformidad en un todo con vuestra suprema voluntad. En mis enfermedades repetiré mil veces: Santo, Santo, Santo, y este dulce nombre será mi escudo. 





Dios mío, tened piedad de mí, sed mi amparo y concededme que no se separe de mis labios vuestra alabanza, y que si hoy fuere llamado ajuicio, tenga en mi favor haber repetido constantemente: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. 

La divina providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte casa, vestido, salud y sustento.