UNA TRISTE HISTORIA DE AMOR
Una historia… un amor… el olvido:
Todo parecía muy feliz en mi vida, tenía todo lo que se podía querer, pero sobretodo tenía amor. El amor llenaba todos mis espacios, no podíamos estar lejos el uno del otro, muchas llamadas, muchos emails, todo lo que había soñado estaba allí conmigo, y no podía ser más feliz. Cantaba todo el día, todo era maravilloso a mi alrededor, claro, ¿cómo no serlo si me casaría o viviría con esa persona tan linda que Dios me había regalado..?
Y así era yo: muy feliz.
Hasta que un día…
Felizmente prendí mi pc esperando que apareciera. No tardó mucho…
Yo dije “¡Ahí estás amor! Qué tal todo mi vida?”
Me contestó “No muy bien, hay algo que debo decirte”.
Yo en silencio leía sus letras: “Lo siento mucho pero me doy cuenta que tú y yo no llegaremos a nada. Yo quiero hacer muchas cosas y tú aquí sólo me quitas el tiempo”.
Yo quedé paralizada,
“¡Qué estás diciendo! ¡Dejarme! ¿Pero cómo vas hacer eso? ¿Y nuestros planes?”
Y siguió escribiendo como si lo que yo escribía no tuviese importancia alguna.
Me dijo, “Lo siento, ya no te quiero, ya no siento lo mismo y me gustaría no tener más contacto contigo…”
Mi mundo se vino abajo, lloré tanto que mi teclado quedó empapado, quedé inerte como si de repente la muerte se hubiese apoderado de mí. No quería ni moverme, me cerró el chat y jamás supe más de él…
Ya se imaginaran el infierno que tuve que vivir, ya no quería nada. Le busqué mil veces, mil veces se negó. Claro, después supe el motivo: había otra persona en su vida.
¡Qué dolor! ¿Verdad?
¿Qué hice?
Ya más tranquila y pidiendo a Dios claridad me di cuenta que ya no podía buscarlo porque él me había dejado de amar, no podía obligarlo.
Me enoje con el pc, ya no quería ni acercarme. Tuve que hacerme muy fuerte, recoger todos los pedazos de mi corazón que quedaron en el suelo, y salir adelante…
Me acerqué más a Dios, volqué mis energías en volver a recuperar a mis amigas de antes, todo lo que había dejado atrás por dedicarme a ese amor… Fue muy difícil, no estaba en mis planes que me dejaran de amar pero no me arrepiento haber vivido esa experiencia, porque gracias a eso:
Todo parecía muy feliz en mi vida, tenía todo lo que se podía querer, pero sobretodo tenía amor. El amor llenaba todos mis espacios, no podíamos estar lejos el uno del otro, muchas llamadas, muchos emails, todo lo que había soñado estaba allí conmigo, y no podía ser más feliz. Cantaba todo el día, todo era maravilloso a mi alrededor, claro, ¿cómo no serlo si me casaría o viviría con esa persona tan linda que Dios me había regalado..?
Y así era yo: muy feliz.
Hasta que un día…
Me dijo muy serio “tenemos que hablar”.
Era de noche, y me dijo que me esperaba en el chat.
Era de noche, y me dijo que me esperaba en el chat.
Felizmente prendí mi pc esperando que apareciera. No tardó mucho…
Yo dije “¡Ahí estás amor! Qué tal todo mi vida?”
Me contestó “No muy bien, hay algo que debo decirte”.
Yo en silencio leía sus letras: “Lo siento mucho pero me doy cuenta que tú y yo no llegaremos a nada. Yo quiero hacer muchas cosas y tú aquí sólo me quitas el tiempo”.
Yo quedé paralizada,
“¡Qué estás diciendo! ¡Dejarme! ¿Pero cómo vas hacer eso? ¿Y nuestros planes?”
Y siguió escribiendo como si lo que yo escribía no tuviese importancia alguna.
Me dijo, “Lo siento, ya no te quiero, ya no siento lo mismo y me gustaría no tener más contacto contigo…”
Mi mundo se vino abajo, lloré tanto que mi teclado quedó empapado, quedé inerte como si de repente la muerte se hubiese apoderado de mí. No quería ni moverme, me cerró el chat y jamás supe más de él…
Ya se imaginaran el infierno que tuve que vivir, ya no quería nada. Le busqué mil veces, mil veces se negó. Claro, después supe el motivo: había otra persona en su vida.
¡Qué dolor! ¿Verdad?
¿Qué hice?
Ya más tranquila y pidiendo a Dios claridad me di cuenta que ya no podía buscarlo porque él me había dejado de amar, no podía obligarlo.
Me enoje con el pc, ya no quería ni acercarme. Tuve que hacerme muy fuerte, recoger todos los pedazos de mi corazón que quedaron en el suelo, y salir adelante…
Me acerqué más a Dios, volqué mis energías en volver a recuperar a mis amigas de antes, todo lo que había dejado atrás por dedicarme a ese amor… Fue muy difícil, no estaba en mis planes que me dejaran de amar pero no me arrepiento haber vivido esa experiencia, porque gracias a eso:
- Aprendí a valorar lo que tenía cerca de mí, ya no creía la primeras cosas lindas que me decían.
- Aprendí a valorarme y a seguir adelante, me costó muchas noches de insomnio, muchas penas, pero al final del tiempo volví a ver luz y encontrarme conmigo misma.
- Tuve momentos de silencio, me volví más seria, ya no volvería a amar a lo loca, amaría con medidas para que nadie me hiciera daño, pero les aseguro que aún -a pesar de esa experiencia- aún creo en el amor y que existen personas maravillosas y buenas a las que sólo hay que concederles la oportunidad para descubrir que todo puede cambiar.