HERMANAS
Tengo la mejor
hermana del mundo
y la quiero mucho
Aunque no
se lo diga
a menudo..
En cierta región vivía un padre con sus dos hijos, siempre en armonía. Cultivaban sus tierras con esmero obteniendo buenas cosechas. Ambos hermanos eran muy unidos.
Un mal día, fallece su padre y el amor de hermanos se fortaleció mucho más.
Pasó el tiempo y uno de los hermanos se casó y tuvo varios hijos, mientras el otro permaneció soltero.
Como se necesitaba privacidad, la casa fue dividida tocándole la parte más pequeña al hermano soltero. Al comienzo no hubo problemas, pero los amigos y enemigos le decían al soltero que era un tonto, ya que la casa debia ser dividida exactamente en dos.
Los meses iban transcurriendo y los hermanos cada vez se distanciaban más y más, hasta que, mal influenciados terminaron dividiendo toda la propiedad que era extensa.
Cada cual tomó su parte y vivieron en casas separadas lejanas. Inclusive dejaron de hablarse.
Fue coincidente que se presentaron tiempos de sequía y las cosechas eran mucho menores.
El hermano soltero, quien era a la vez el hermano mayor, se puso a pensar en su hermano, con familia e hijos. Reflexionando que con su carga familiar pudiera estar en problemas.
La paz entre hermanos
Entonces decidió, llevarle un saco de arroz semanalmente y dejarlo en su almacén sin que su hermano lo sepa, esto lo haría los lunes en la madrugada. Así le ayudaría a sobrellevar la sequía.
Por otra parte, el hermano casado pensaba: Pobre mi hermano, debe estar pasando hambre y como es mayor que yo, puede estar cansado. Entonces, también decidió llevarle un saco de arroz una vez por semana, todos los viernes por la noche y dejarlo en su almacén.
Así, ambos hermanos hicieron su tarea por varios meses.
Un viernes fue cumpleaños del hermano casado y se olvidó de llevarle el saco de arroz, por lo que el lunes de madrugada fue a dejarlo. Entonces, se cruzó en el camino con su hermano.
Ya se iban viendo a la distancia, pero como aun estaba oscuro no estaban seguros, hasta que estuvieron muy cerca.
El hermano soltero, le dijo: Feliz cumpleaños, ¿Qué tal lo pasaste?.
El casado por su parte, le preguntó ¿Qué haces con ese saco de arroz?.
Ambos guardaron silencio, se miraron con asombro, luego cierta ira, para terminar explicando adónde llevaban el saco.
Entonces se abrazaron como cuando eran niños. El casado lo invitó a su casa y fue muy bien recibido por toda la familia.
Finalmente, volvieron a vivir juntos. Sus terrenos volvieron a unirse y se volvieron mucho más eficientes. Luego, el hermano soltero se casó y cuentan está reflexión a sus hijos y a los hijos de sus hijos, a través de los siglos, para que la podamos aprender todos los que tenemos hermanos.