Señor,
conviérteme en perrito
Señor, perdona si te molesto,
pero hoy quisiera hacerte un pedido,
sé que podrás concedérmelo,
porque amas mucho a tus hijos:
Yo quisiera dejar de ser niño
y que me conviertas en un perrito;
pero no uno vagabundo,
sino como el de Francisco.
Yo sé que Tú lo conoces…
Es un cachorro muy bonito,
con ojos del color del cielo,
y mirada que llega al infinito.
Te extrañará este pedido,
parece broma, pero es en serio;
cuando te explique mi motivo
entenderás porqué te lo pido.
Tengo el corazón muy triste
de escuchar tantos gritos
al llegar a casa de noche
con los bolsillos vacíos.
Nací pidiendo limosnas
bajo el calor y bajo el frío,
mientras en una casita muy cómoda
vive el perro de Francisco.
A él lo sacan a pasear
de lunes a domingo,
y le compran alimento
que me han dicho,
¡es carísimo!
Lo bañan y lo perfuman,
luce siempre limpiecito,
¡y si vieras las caricias
que recibe este cachorrito!
Yo lo miro… y sí,
Señor, perdóname,
pero lo envidio;
yo jamás en la vida
he recibido tanto cariño.
Cuando a mi casa regreso,
ya muy tarde y sin un cinco,
me tratan como a un delincuente
pues dicen que ni para pedir sirvo.
Por eso, Tú que todo lo puedes,
conviérteme en un perrito;
dicen que ellos no tienen alma,
así no sufrir más, te pido.
Quiero que me tengan en brazos,