Un niño siempre puede enseñar
tres cosas a un adulto:
a ponerse contento sin motivo,
a estar siempre ocupado con algo y
a saber exigir con todas sus fuerzas
aquello que desea
Hijo mío, cuánto tiempo desde el último abrazo que te dí...espero con el alma volver a sentir el roce de tu piel y el dulce mirar de tus ojos que hablan sin hablar y hacen sentir sin tocar, te amo hijo mío..
Inundaste de luz mi vida con sólo mirarme a los ojos, minutos después de nacer. Llenaste mi casa con tu risa de niña. Alegras mi crepúsculo con una simple llamada. Gracias por compartir conmigo tu mundo