Estamos terminando este día lleno de actividades, labores y cansancios para entregarnos a una noche plácida de sueño, de descanso y de reparar y recuperar las energías necesarias, con el objetivo que iniciemos el día nuevo con toda la actitud, renovados en cuerpo y mente. Descansemos plenamente en esta bella noche que Dios nos regala”.
“Siente en este momento cómo los ángeles de Dios llegan hasta tu lecho para cuidarte y protegerte, mientras susurran a tu oído canciones celestiales irán tomando todos y cada uno de tus sueños, para que te traces metas y nuevos logros y para que en el nuevo día te levantes descansado, pleno, sin fatigas y con mucho optimismo que será un día mejor que ayer pero menos que mañana”.
Dejemos en el pasado todo lo vivido en el día que termina. Saca provecho de todo lo bueno, guárdalo en tu memoria imborrable y deja atrás aquellas cosas que son inconsecuentes con la felicidad que mereces y ahora, solo descansa, siente tu respiración, siente la sangre que fluye a través de tus arterias y venas y entrega tu sueño a un descanso profundo y placentero. Inicia el día nuevo como el mismo día: nuevo”.
“Qué bueno es poder llegar a una nueva noche, donde sólo recibas la luz de la luna y las estrellas que iluminen tu lecho de sueño. Un abrazo”.
